La pequeña población de Montmagastre (763 m) no resulta fácil de encontrar en los mapas, no obstante, esconde un patrimonio histórico de gran relevancia. Nuestra llegada a este municipio de la Noguera no será rápida, densa niebla nos acompaña desde nuestro punto de partida. La visibilidad se encuentra muy reducida y todo indica que no podremos disfrutar del horizonte durante nuestro ascenso.
Ficha de la actividad
 Distancia | 2,6 km |
 Desnivel positivo | 149 m |
 Desnivel negativo | 149 m |
 Altitud máxima | 763 m |
 Altitud mínima | 636 m |
 Dificultad técnica | Fácil + |
 Dificultad física | Fácil |
 Circular | No |
 Zona geográfica | Montmagastre |
 Track | Descargar  |
Recorrido
Aparcamos el coche en la villa, justo donde finaliza la carretera asfaltada. Efectivamente la niebla cubre el paisaje y todavía no podemos observar la cumbre. Pero antes de iniciar el ascenso, haremos una visita obligada a un dolmen situado a pocos metros del pueblo. Para alcanzarlo, regresamos por la carretera por donde hemos llegado. En poco metros encontraremos un desvió a mano izquierda que nos señala el emplazamiento del dolmen. Siguiendo un difuso camino (no seguir los hitos) alcanzamos el monumento megalítico. Su uso era para entierros colectivos y se le atribuye un origen de entre 5.000 y 3.000 años a.C. Su estructura la conforman losas de piedra cavadas en el suelo, dispuestas de forma rectangular. Información que encontramos detallada mediante un papel plastificado situado en el interior del monumento.
Desandamos nuestros pasos para alcanzar la carretera, donde nos desplazaremos hasta can Donzell. Tras sobrepasar la masía seguiremos una pista a mano derecha que sube hacia el castillo de Montmagastre. La niebla se eleva y nos desvela una formidable montaña de forma cónica que alberga las ruinas del castillo y la canónica de Sant Miquel. El castillo de Montmagastre está declarado bien cultural de interés nacional, pero su estado se encuentra notablemente deteriorado. Montmagastre fue uno de los referentes más importantes en la Edad Media, un castillo clave de la reconquista de los reinos cristianos frente el reino de Al-Àndalus. El castillo fue crucial en la formación del Condado de Urgell y entre otros nombres que habitaron sus estancias destacan los de Ermengol II d'Urgell, Berenguer Ramon I de Barcelona y Arnau Mir de Tost.
Subiendo por la pista encontramos unos carteles de madera, que solicitan a gritos una reforma. Los letreros nos desvían por un sendero que atraviesa las históricas calles de este municipio, hoy convertidas en un bosque. El sendero dibuja un serpenteante camino por la ladera de esta cima y nos desvela unas ruinas cada vez más impresionantes. La niebla le da un carácter especial y por unos momentos tengo la sensación de encontrarme en una selva de Perú, observando restos de la civilización inca. Sin grandes dificultades alcanzamos la cima, pero no podremos disfrutar de ninguna vista más allá de los 100 metros.
Durante el descenso no me puedo estar y decido entrar en la canónica de Sant Miguel. Se debe tener cuidado, su interior nos muestra diversos puntos de riesgo de derrumbe. Pero la visita es muy gratificante, sus paredes esconden diversos dibujos medievales y un magnífico rosetón. No puedo evitar pensar de quien es la responsabilidad de mantener nuestro patrimonio ¿Por qué razón no se invierte en proteger estos lugares? La inteligencia y grandeza de un país se mide por la forma en que trata su patrimonio cultural, histórico y natural.
Nuestra llegada al coche va acompañada de la retirada de la niebla que nos desvela un precioso paraje. Desde la lejanía se observa esta destacada elevación montañosa, siendo una referencia geográfica. Nuestro camino no acabará aquí, nos desplazamos en coche hacia el coll de Comiols para coronar la Roca Roja (1.239 m), pero ya será historia de otra crónica.
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