Rossinyol o Rebozuelo (Cantharellus cibarius)

El rossinyol o rebozuelo es una seta de aspecto robusto, muy conocida y buscada por su valor culinario. Lo encontraremos desde principios de verano hasta finales de otoño. Es fácil identificarla ya que tiene un color amarillo anaranjado muy característico. Acostumbra a vivir en bosques de coníferas, generalmente bajo abetos y pinos, pero también lo podemos encontrar en bosques planifolios, bajo encinas y robles. Tiene la típica forma de seta, con un pie y pierna completamente diferentes. El sombrero tiene un color que va desde el amarillo hasta un amarillo anaranjado. Cuando es joven, presenta el aspecto de una almohadilla, en cambio, cuando envejece es más allanado y deprimido. Su diámetro puede medir entre 2 cm y 8 cm. La cutícula es lisa, seca y mate. El pie de un color amarillo, generalmente más claro que el resto de la seta, es muy corta, dura y se va haciendo más delgada conforme se acerca a la base. La carne, externamente amarilla, por dentro es blanquecina. Su sabor también es peculiar: al principio suave y más adelante produce un regusto picante en el paladar.

Rebozuelos con colas de langostinos

Ingredientes: 200 g de rebozuelos, 10-12 colas de langostinos, ajo y perejil picado a mano, 1/2 vaso de crema de leche, sal, aceite de oliva, aceite de girasol y rebanadas de pan.

Elaboración: Para empezar, en una sartén con un poco de aceite saltear los rebozuelos cortados en cuartos y las colas de langostinos peladas y cortadas en trocitos. Pasados un par de minutos, añadir el ajo y el perejil picado, la crema de leche, la sal y dejar cocer un par de minutos más. A continuación, en una sartén con aceite de girasol abundante, freír las rebanadas de pan hasta que queden tostadas. Y ya para acabar, emplatar los rebozuelos y los langostinos y adornar el plato con una rebanada de pan frito.

Fuente: Els nostres bolets (Diari ARA, 2011).